viernes, 11 de marzo de 2016

Icono de la moda de Marie Antoniette en Francia



Si existe en la historia una mujer sinónimo de glamour, moda, extravagancia, buen gusto e innovación, esa es María Antonieta Josefa Juana de Habsburgo-Lorena


Tal vez, su único pecado fue ser joven -muy joven-, bella e inteligente, posiblemente frívola, coqueta y libertina. Se ganó la antipatía del pueblo que la tachó de manirrota y despilfarradora, precisamente su pasión por la moda fue una de las causas del odio de los franceses hacia ella.


Su llegada a la corte avivó los celos de la nobleza versaillesca. Hasta entonces, la corte de Versalles se regía por una escrupulosa ley de formas de vestir para cada ocasión. El esplendor y la etiqueta de
Versalles no permitía a las grandes damas utilizar un vestido más de una vez, en acontecimientos y actos públicos.

La influencia de María Antonieta fue tal, que marcó el ritmo de la moda no sólo en Versalles, sino que se extendió entre todos los aristócratas de Francia y el al resto de las cortes europeas, tales como la corte de Londres, Venecia, Viena y Lisboa.

               

María Antonieta de Austria


Reina consorte de Francia (1774-1792) Nació el 2 de noviembre de 1755 en Viena. Hija del emperador del Sacro Imperio, Francisco I y de la emperatriz María Teresa. Contrajo matrimonio el 16 de mayo de 1770 con Luis, delfín de Francia, en la capilla de palacio de Versalles. Fueron casados con el fin de consolidar una alianza entre Francia y la dinastía de los Habsburgo. 

Luis XVI de Francia y su esposa María Antonieta no consumaron su matrimonio hasta siete años después de la boda. El Rey tenía fimosis y el coito le resultaba muy doloroso. Temeroso se negó a la circuncisión aunque finalmente, la necesidad de descendencia le obligó a a operarse. Fueron padres de María Teresa de Francia (1778–1851, de Luis José de Francia (1781–1789), de Luis XVII de Francia (1785–1795) y de María Sofía Helena Beatriz de Francia (1786–1787).

 

La reina, que no contaba con el favor de los franceses por ser extranjera, hizo aumentar su impopularidad por su lealtad a los intereses austriacos, la mala reputación de algunas de sus amistades y su extravagancia, a la que se achacaron los problemas financieros del gobierno. 




Con el estallido de la Revolución Francesa en el año 1780, apoyó al sector intransigente de la corte que se negaba a llegar a un acuerdo con los revolucionarios moderados y pidió ayuda a su hermano, Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio. Los reyes intentaron huir de París con sus hijos María Teresa y Luis Carlos en 1791, pero fueron capturados y hechos prisioneros. La monarquía fue derrocada en 1792 y, tras la ejecución de Luis XVI, fue separada de su hijo y enviada ante el Tribunal Revolucionario al año siguiente, que la acusó de traición y la condenó a muerte. 


María Antonieta fue guillotinada el 16 de octubre de 1793 en París.